domingo, 9 de febrero de 2014

Sobre infoxicación, "information overload" o sobrecarga informativa

Cuántos de nuestros antepasados se hubieran maravillado ante las ingentes posibilidades de acceso a la información que vivimos en nuestros días. Primero fueron los medios de comunicación de masas "tradicionales", aquellos que estudiamos en los años de colegio como mass media y que aún eran más o menos sencillos de asumir. Para el saber tradicional, los libros y las bibliotecas daban el soporte necesario en una evolución lenta y relativamente asumible.

Hubo un tiempo en que la Enciclopedia Británica o en España la enciclopedia Larousse, tan vendida en el puerta a puerta de los 80, eran casi capaces de compendiar (en varios miles de páginas y decenas de kilos de papel) el saber humano, o al menos el más inmediato y el que cualquier ciudadano medio podía necesitar. Luego llegó la enciclopedia Encarta, primero en soporte físico, luego en línea, que hizo que aquellas se quedaran atrás. Y luego la generalización de internet... y la multiplicación constante y exponencial del saber disponible a un ritmo vertiginoso

Ya en 2005 (8 años, una eternidad en estos tiempos de cambio rápido) Alfons Cornellá acuñaba el término infoxicación "En su momento tuve el atrevimiento de definir un neologismo que ha tenido cierto éxito: infoxicación. La palabra surgía para definir la situación de exceso informacional, de intoxicación informacional, en la que tienes más información para procesar de la que humanamente puedes, y, como consecuencia, surge la ansiedad (algo que se ha denominado técnicamente information fatigue syndrome). En inglés el término es information overload (sobrecarga informacional)."
Overloaded Electrical outlet por State Farm en Flickr


Como adultos formados en otro sistema de gestión de la información (y en otro volumen más asumible, al menos con las viejas herramientas que nos enseñaron) hemos desarrollado una capacidad de filtración y verificación que en mayor o menor medida nos funciona: aunque el mayor problema lo tenemos en la adaptación a los nuevos lenguajes de la Red, creo que contamos con la ventaja de tener un sistema de conocimiento más sistemático que nos permite encajar los nuevos aprendizajes en nuestras estructuras de conocimiento existentes.

Sin embargo, el conocimiento ya no es tan lineal ni estructurado, sino mucho más  ramificado (hay quien lo denomina líquido; véase este artículo de Manuel Área). Nosotros aprendimos en un mundo en el que el saber estaba establecido y codificado, se generaba de arriba abajo y los cambios se producían de forma bastante lenta mediante procesos validados académicamente por autoridades reconocidas. Hoy el saber está en todas partes, accesible a todos, la distribución de la información se ha extendido casi a toda la población -al menos en el mundo occidental- lo cual ha hecho su uso y su reparto mucho más democrático. Además, se han desarrollado enormemente modelos de aprendizaje cooperativo, de gestión de conocimiento mediante redes...

Pero también han algunos problemas que yo resumiría en:

- La sobreabundancia que nos produce una incómoda sensación de no llegar, de perdernos cosas, de no tener tiempo.
- La dificultad añadida de tener que separar lo relevante de lo vano, lo fundamentado de lo superficial, lo auténtico de lo copiado, lo verdadero de lo falso...
- Y todo lo anterior -que no es poco- nos pilla en medio del desarrollo de un nuevo modelo de generación y gestión del conocimiento que por nuestra profesión hemos de utilizar para ayudar a nuestro alumnado a crecer como personas y ciudadanos del futuro. 

Es verdad que, conforme avanza la disponibilidad de información, aparecen herramientas cada vez más potentes que nos facilitan la labor de filtrado y clasificación. Estas herramientas son elementos de apoyo fundamental en  las funciones de curación de contenidos que todos los que hacemos un uso más o menos  profesional de la Red hemos de utilizar en algún momento, acompañadas de estrategias de gestión y comportamiento que nos lleven a buen puerto en esta singladura.

En un interesante artículo de Carlos Fernández Oropesa titulado "Cinco estrategias para evitar la infoxicación", se proporcionan, con bastante gracia, además,  unas pautas que intentan ayudarnos en la tarea de focalización para intentar contener la avalancha informativa y que, de paso, puede abrir una reflexión sobre nuestro uso de Internet y sus fuentes y el uso que hemos de intentar fomentar en nuestro alumnado:

1. ¿Ocio o negocio?: centrémonos en los aspectos profesionales de nuestro interés, separando tiempos e intereses personales y profesionales de forma definida.
2. ¿Cueces o enriqueces?: utilicemos sistemas de gestión de fuentes como agregadores o gestores de feeds, donde podamos tenerlas centralizadas, disponibles en todos nuestros dispositivos mediante la nube y clasificadas (y, por supuesto en constante construcción y revisión).
3. ¿Cuánto eres capaz de leer en un día?: intentemos ser selectivos y desarrollar (y ayudar a otros a que lo hagan) estrategias de filtrado y almacenamiento para lectura posterior.
4. ¿Hacen falta alforjas para este viaje?: Sí, y que nos permitan recoger y clasificar aquello que vamos pescando que nos parece importante y digno de ser guardado. Fernández Oropesa nos propone OneNote, Evernote o Springpad.
5. ¿No tienes otra cosa que hacer? Los tiempos deben limitarse y delimitarse; tanto para asegurarnos de su puesta en valor y aprovechamiento como para evitar que la Red devore nuestro tiempo libre.



La actividad de "Curación de contenidos", content curation (la traducción es poco afortunada) es una necesidad en el caso de los docentes, primero como parte de su PLE en formación permanente y segundo como parte de su actividad de guía del alumnado.  De dirigir en los primeros niveles educativos, sentando las bases de lo que ha de venir después en el aprendizaje aprovechando los ingentes recursos de la Red y empezando por las propias herramientas de uso, hasta llegar a guiar un aprendizaje más centrado en los contenidos de cada materia y en la investigación y creación de conocimiento, dejando mayor iniciativa en el uso de herramientas al alumnado hasta, en los niveles superiores, estar abierto y dispuesto a aprender con el alumnado que, en muchos casos, va a superar al profesor en cuanto a competencia digital se refiere. Ese miedo a que sepan más que nosotros, hay que superarlo.

Reflexiona Enrique Dans sobre la llamada "curación de contenidos" actividad surgida de la necesidad de consumir, filtrar y difundir contenido relevante. Y una idea-fuerza: para ser un creador de contenidos, debes ser un consumidor y organizador de contenidos mediante herramientas que te permitan su gestión

Por tanto, y pensando en las posibles utilidades  que yo priorizaría con los alumnos, yo apuntaría:

- El uso avanzado de herramientas y funciones de búsqueda (por obvio que parezca), tanto buscadores genéricos como opciones  avanzadas de diferentes servicios de Internet. Es sabido que la mayoría de usuarios empleamos los buscadores y muchos servicios de una manera muy simple que limita bastante el hallazgo y gestión de contenidos. A veces eternizamos malas costumbres de uso que empequeñecen el potencial de dichas herramientas. 

- El uso de herramientas de gestión de recursos y enlaces como el que hemos trabajado en esta unidad, Diigo, y uno de mis favoritos desde hace un par de años; Scoop-it. Una propuesta de uso de este último es la elaboración cooperativa de un "topic" en el mismo a partir de las aportaciones de los alumnos, que se realizarían seleccionándolas mediante unos criterios previamente definidos en una matriz elaborada por el profesor. Cabrían actividades de profundización sobre cada una de ellas mediante presentaciones bien en la red (Drive), bien en local (Impress, Powerpoint)

- En niveles más altos, ya sin los condicionantes que el trabajo en redes abiertas plantea con los más pequeños, la propuesta iría por el desarrollo de competencias para el aprendizaje en Red como apoyo y ampliación, así como entrenamiento inicial para el desarrollo de un PLE. Para ello, una propuesta posible es el uso combinado de Twitter y alguna red de marcadores sociales como Diigo

En cuanto a mi PLE personal y mi forma de hacer frente a la sobrecarga informativa, hace tiempo empecé a gestionar los recursos que me parecían interesantes mediante Scoop-it, herramienta que me gusta mucho, entre otras cosas por la facilidad de gestionarla desde múltiples plataformas y su fácil interacción en redes sociales. 

También llevo tiempo utilizando Diigo, que empecé a probar de forma simultánea con Delicious, pero acabó gustándome más aquel. El seguimiento de RSS lo hago ahora mediante Feedly, principalmente sobre Android, aunque para mi gusto no acaba de ir todo lo fino que debería (sigo echando de menos Google Reader y la espantada que dio Google con la herramienta me dejó un poco preocupado por el futuro de servicios que nos da el gigante y que nos son imprescindibles a muchos).

Por supuesto, Twitter para seguir a gente que envía contenidos interesantes, mantenerme informado y, de vez en cuando, divertirme. Me incorporé hace un par de años y ha sido toda una revelación.

Finalmente, me queda pendiente la labor de ordenación y reelaboración  de los contenidos que guardo, mi intención es hacerlo vía blog, pero de momento el tiempo no me llega para ello.


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